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Están atacando a Zacarías Ferreiras por el hecho de que no aceptó tocar un baile en Nueva York, porque consideró era un ritual de santería dedicado a San Miguel Arcángel.

Los contratantes, al parecer, le tendieron una trampa, pues no le dijeron para qué lo contrataron y al momento en que debía acudir a tocar la actividad le exigían que se vistiera de rojo y blanco, lo que puso "chivo" a Zacarías, quien se percató de que se trataba de una actividad extraña, por lo que le comunicó a su representante en Nueva York que no contaran con él porque no tocaba en ese tipo de fiestas, según relata Juan Carlos Jiménez en fuegoalalata.

Los contratantes se molestaron con la actitud de Zacarías, alegando que San Miguel fue un santo que combatió al demonio, y que por lo tanto, el artista debía ponerse del lado de él, en la celebración de su día, y no irse a favor del demonio.
Un típico cuento de santeros...

 Dicen que los que sí tocaron la fiesta del Día de San Miguel Arcángel fueron Kinito y Amarfis. Imagínense, Kinito que ha sustentado su carrera en base a merengues santeros, que en su mayoría son una exaltación a espíritus y divinidades rechazados por el cristianismo, aunque los quieran disfrazar de santos.
Y en cuanto a Amarfis,  este también ha grabado merengues de creencias esotéricas, como lo fue "Papá Bocó", que hasta un premio ganó.

 
En el caso de Zacarías pensamos que a un artista de vocación o creencia cristiana usted no lo puede obligar a vestirse de mamarracho y a rendirle culto a seres y a hacer fiestas "brujeras". Eso lo deben establecer los artistas en sus contratos para no caer en "ganchos". 

 
Se recuerda que Ramón Orlando, que es cristiano, se negó a hacerle el arreglo a un merengue de santería de Kinito Méndez que había ganado como Merengue del Año, y que se quería incluir en un segmento denominado Los Merengues del Casandra.

 
Aunque no comparto las creencias, pienso que eso hay que respetarlo. Fíjense en el lío que ha desatado la película sobre Mahoma que hizo un norteamericano. Con las religiones de los pueblos no se juega. Eso es más fuerte a veces que el mismo patriotismo.