Mucho se ha escrito y dicho acerca de la nueva temporada de apertura de los cristianos en Cuba. Pero aquellos que son capaces de hablar libremente dicen que la persecución sigue ahí, aunque ahora es más oculta.
Desde que el gobierno redefinió a Cuba como una nación “laica” en 1992 después de haber sido una nación “atea”, los evangélicos han experimentado una era de tolerancia, donde se reúnen sin permiso, pero son ignorados por el gobierno.
Sin aunque algunos cristianos han ido a la cárcel por su fe en los últimos años, el gobierno cubano aún maltrata, margina y se opone abiertamente a los cristianos, especialmente aquellos que viven de acuerdo a sus convicciones bíblicas.
“La persecución, es una persecución cerrada y ahora está oculto”, dijo un trabajador de la Voz de los Mártires (VOM, por sus siglas en inglés). Otro obrero cristiano en la isla se caracteriza por ser “discreto”.
“Los pastores nos dicen que tenemos un enemigo sin rostro. Ellos se dan a conocer directamente. A veces no sé quién se ha infiltrado en la iglesia [para informar sobre ellos]“.
Un pastor cubano, llamado “David”, compartió su experiencia con VOM esta semana. “No te dejes engañar por las apariencias”, dijo. “Muchos hermanos… no voy a hablar de esto porque da miedo. Si se habla en Cuba, habrá consecuencias. Van a ser expulsados del país o falsamente acusados de ser contrarrevolucionarios”.
“David”, se convirtió en un creyente cuando tenía 15 años de edad. Su familia lo echó de la casa, y él se vio obligado a trabajar como peón de campo para sostenerse. Él no renunció a su fe, sin embargo, ya a los 22 se convirtió en un pastor. A sus 57 años, ha vivido a través de las décadas viendo como los cristianos cubanos abandonaron la isla y la iglesia fue reducida a unos pocos fieles. Él también llevó a su iglesia a tiempos de avivamiento. Sin embargo, “si quieres ser pastor en Cuba, no puedes decir nada en contra del gobierno”, dijo.
Se le ha interrogado más de 20 veces, se le ha humillado, golpeado y amenazado. Sus interrogadores lo culparon por el crecimiento de su iglesia, acusándolo de utilizar “métodos de adoctrinamiento secreto” de los Estados Unidos. Por estos delitos, se vio obligado a pasar seis meses limpiando excusados públicos todos los días. También se le prohibió salir de la isla durante más de cuatro años. Los funcionarios encargados nunca le dijeron por qué sus permisos de salida nunca fueron concedidos. Siempre había una excusa: “Hemos perdido los papeles” o “nunca nos dieron su aplicación”.
Cuando “David” fue finalmente capaz de obtener una conexión telefónica en su casa, la primera llamada telefónica que recibió fue de la oficina de seguridad del Estado, advirtiéndole que sabían que su número de teléfono y sabían todo sobre él. Incluso describieron el color de los libros en su oficina, y le dijeron: “Podemos hacer que algo le suceda a usted, si queremos”.
Otra forma de persecución es la falta de biblias en la isla. No ha habido una librería cristiana en la isla durante 53 años, y las Biblias sólo se importan a través de las iglesias que son miembros del Concilio Ecuménico (una asociación de iglesias que colabora con el gobierno e incluye sólo el 10 por ciento de todas las iglesias).
La Iglesia que pastorea “David”, no es parte del Concilio Ecuménico. “David” nunca pudo unirse a este grupo adoctrina a sus miembros para alabar a la revolución socialista y el Estado cubano. Así que los miembros que pastorea “David”, nunca tendrán biblias y se tendrán que conformar con unas pocas.
Recientemente, tres funcionarios aparecieron en un servicio dominical en la iglesia de “David”. Le advirtieron que la solicitud que había presentado para construir un parqueo para la iglesia nunca sería aprobado. De hecho, le dijeron que iban a apropiarse de su propiedad y lo utilizarían para una tienda. “Me mantuve firme hacia ellos”, dijo David. “Les dije que no podía hacer eso porque estábamos bajo la protección del Espíritu Santo. Y se echaron atrás”.